Ayuntamiento de Fuenmayor

Puedes escuchar audio-guías en diferentes idiomas en este enlace en el que también podrás realizar una visita virtual a la iglesia parroquial de Santa María.

 

La Iglesia actual de Fuenmayor, dedicada a Santa María, es un enorme templo construido a principios del siglo XVI y terminado hacia 1560 por Juan Martínez de Amutio, que no sabemos si es el arquitecto que realiza toda la obra, pero si al menos el que la dirige desde 1540.

Este nuevo templo sustituye al antiguo más pequeño, de estilo románico, del que se aprovechan materiales como puede apreciarse en las primeras hiladas de los muros hecho con sillares distintos a los demás e incluso algunos elementos como la pila bautismal, o la ventana actualmente cegada, que puede verse en la pared exterior del coro.

El templo es de planta de salón, construido en forma de planta de salón (en alemán Hallenkirche) con todas las naves a la misma altura, típica construcción de las iglesias de esta zona, de grandes dimensiones, pensada para albergar enterramientos de la gente que podía pagar por ello y de planta de cruz latina con tres amplias naves de cuatro calles coronada por una cabecera poligonal y un gran coro a sus pies.

El interior es un espacio amplio y diáfano de una gran solemnidad, que ahora puede admirarse en toda su plenitud tras la rehabilitación llevada a cabo tanto del altar mayor como de toda la estructura de la iglesia en la que destacan esbeltas columnas y elegantes bóvedas de crucería que se reputen también en el bajo coro, convertido en capilla para el invierno.

Podemos ver en todo el recinto numerosos altares como el de Los Ruices, en la capilla del crucero del lado de la epístola (el derecho mirando hacIa la cabecera del templo) realizado por Pedro de Elizalde, uno de los alumnos más aventajados del taller de Arnao de Bruselas, en 1590. Parece ser que ocupaba el ábside del altar mayor de la antigua iglesia románica. Es de estilo plateresco y de elegante tallado y debe su nombre a que fue construido por la poderosa familia de los Ruiz Bazán.  

El altar del Rosario, en el lado de la epístola (el lado izquierdo mirando hacia el altar mayor) realizado por el mismo Miguel de Elizalde y por Martín de Nalda en 1591. Retablo muy original y raro que llamó la atención de Jovellanos cuando visitó el templo en 1795. Recuerda el estilo de la escuela vallisoletana (Isaac de Juni, Jordán) y el altar del miserere, del mismo estilo que el anterior, data de 1614.

Mención aparte merece el altar mayor, realizado por Juan de Bazcardo, uno de los artistas más importantes del siglo XVII no sólo de esta comarca, sino de toda la península. Gran conocedor de la arquitectura y el arte clásicos, se le considera el precursor de la estética barroca en la zona siendo su obra un puente entre el renacimiento y el barroco, dos estilos que conjunta admirablemente en sus personajes fieros y heroicos, de gestos violentos y duros al más puro estilo michelangelesco. Envueltos en pliegues gruesos como consecuencia de la composición en escorzos o posturas forzadas anticipa lo que luego será el barroco, pero no olvida la serena actitud tranquila y majestuosa del más puro renacimiento, que entronca con toda la tradición greco-latina. Trabajó por toda la zona dejando obras en la Catedral de Calahorra y de Tudela,  La Redonda, Sta. María la Real de Nájera, Laguardia, Fuenmayor, Cenicero, La Puebla, Murillo, Tricio, Oyón, Viana... Una de sus mejores obras es la talla de San Pedro que realizó en 1635 para un altar colateral (adosado a una columna) de la Iglesia de Fuenmayor, figura majestuosa en la que la serenidad no oculta la fuerza expresiva que se concentra sobre todo en la mano que derecha que recuerda ya a las de los grandes imagineros barrocos (Salzillo o Berruguete) o incluso al Greco.

El retablo mayor de la Iglesia, realizado en su época de madurez, fue construido entre 1632 y 1648 por los arquitectos Juan de Irazu y Juan de Arizmendi, colaboradores habituales del escultor. De 1643 a 1649, Lázaro de Urquiaga completó la obra con la policromía (dorado, estofado y encarnado del retablo). Su coste total fue de 32.000 reales más 10.000 reales por la pintura (en total, el valor actual de unas 6.000 cántaras, es decir nada menos que 96.000 litros, de nuestro preciado vino.).

Está realizado en madera de nogal, consta de cinco calles en vertical con tres cuerpos (más el banco o cuerpo inferior). Jovellanos, en su visita a Fuenmayor en 1795 dice de él que es "un buen retablo mayor de arquitectura con tres cuerpos de orden jónico, dórico y compuesto de más que decente escultura". Con un programa iconográfico basado en la Virgen, muestra siete escenas de su vida (Presentación, Purificación, Anunciación, Visitación, Natividad, Epifanía y Asunción - Coronación en lo alto del retablo y de mayor tamaño) rodeando la imagen de la Virgen titular; destacan además los relieves y figurillas del relicario (Sagrario) y las tallas de San Andrés, San Bartolomé, Santiago Alfeo, Santiago Peregrino, San Pedro  y San Pablo, así como los pequeños altorrelieves de los cuatro evangelistas y de San Emeterio y San Celedonio del banco, en el que hay además cuatro escenas de la Pasión. Entronca con los modelos de la época, pudiéndose observar grandes similitudes sobre todo en la arquitectura con los retablos de Briones, Murillo o San Millán de Yuso, si bien la escultura de Fuenmayor muestra una mayor serenidad y quizás menos efectismo barroco sin por ello perder su majestuosidad.

La torre fue demolida por su estado de ruina en 1767, colocando en su lugar un chapitel que ardió en un desgraciado accidente en 1980 al prender en su cuerpo de madera un chete y reconstruido un año después tras numerosas iniciativas populares para recaudar el dinero para financiar la construcción de un nuevo chapitel que fue izado con una grúa hasta lo alto de la torre en un espectáculo que recordarán siempre los que tuvieron la oportunidad de verlo.

En el coro además de un espectacular facistol y una más que notable sillería, podemos ver un gran órgano que estaban pensando en encargar para sustituir al viejo cuando nos visitó Jovellanos que recomendó copiar el de la iglesia de San isidro el Real de Madrid para hacer “una cosa de gusto y digna de la iglesia”.

Finalmente podemos visitar la sacristía, rehabilitada como museo parroquial, a la que se entra por una puerta en la que se han recuperado las pinturas murales originales y que da acceso a una monumental fuente y que, guarda, entre otros tesoros, un artístico artesonado de nogal, varias tallas de diferentes santos y vírgenes, el “lignum crucis” o astilla de la cruz de Cristo que se da a adorar durante las fiestas de La Veracruz y un precioso cuadro que representa a la Magdalena obra de Juan Carreño de Miranda, pintor de cámara de Felipe III y Carlos II.

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